La información abunda tanto, que nos perdemos en su océano infinito. Si a esto le añadimos la rapidez con la que aparece, unido a su carácter de mercancía, tendremos como resultado: la posición desprestigiada actual de los medios de comunicación.
Parece que los medios o se están renovando o tienen que renovarse. Y eso, está bien. Se renuevan y aparecen nuevos "de todos": máquinas, diseños, responsabilidades, términos...
Es muy interesante el artículo de Adela Contina en el que plantea el término de CUIDADANÍA MEDIÁTICA, esto es "personas que son también protagonistas en ese decisivo ámbito que es el de los medios de comunicación."
Menos mal que la ética y la deontología son prácticas, se supone, que están instauradas en el periodismo. Suponemos que se cumplen los códigos deontológicos de cada medio, que se respeta los derechos como la intimidad, el honor o la imagen, y que el periodista se siente eticamente responsable de su actividad, ya que ésta tiene la misión de servicio público, el periodista trabaja para e público, sirve a esa necesidad que tenemos los ciudadanos de estar informados.
Adela Cortina anima a los medios a que se renueven, a que asuman una nueva ética que les ayude a cumplir esa misión de servicio público. Así enumera cuatro aspectos que los medios de comunicación deberían satisfacer: “Aumentar la libertad de los ciudadanos, al ampliar su información”, “Convertirse en plataforma para la libre expresión de las opiniones”, “Potenciar una opinión pública razonante" y “Entretener, tarea importante porque el ser humano es homo ludens, y no sólo homo faber y homo sapiens”
Los problemas para conseguir estos objetivos son, como bien dice Cortina, que la información es “poder” ("Vivimos en una `construcción mediática de la realidad´) y también es “producto de consumo” ("que necesita venderse si es que la empresa informativa quiere ser viable, con la publicidad y el índice de las audiencias").
Concluye este artículo aportando una posible solución:
"¿Qué hacer? Por supuesto, cumplir las leyes, pero igualemnte fomentar la poliarquía de centros mediáticos, potenciar la creación de asociaciones de consumidores que expresen su opinión y reivindiquen sus derechos. Y, sobre todo, forjar desde la profesión y las empresas mediáticas ese carácter que les permite alcanzar las metas que les son propias y, en lo que hace a los "consumidores", ir construyendo desde la escuela y la familia la capacidad de ejercer una ciudadanía activa también en el mundo de los medios de comunicación”.
Estos medios de comunicación, se tendrán que adaptar a esta nueva "época" en la que el ciudadano forma parte cada vez más de su mundo. Aún así, un periodista, se supone (una vez más), es un profesional cualificado y este se distinguirá de aquellos que no lo son, porque sabrá que la veracidad debe estar presente, que su misión es cubrir una información de interés general, y que no es lo mismo una noticia que una opinión, pequeños detalles que tienen una relación directa con esas nimiedad, ustedes saben, la libertad de expresión (que no existe) y el derecho a la información (que se olvida).
me parece muy peligroso el poder que los medios de comunicación están consiguiendo, sobre todo como empresas multinacionales con un gran capital de por medio... No sé como se podrá solucionar pero deberíamos ponernos las pilas, porque puede terminar con la libertad de expresión tal y como la entendemos
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